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Ese pequeño punto azul

 

Un día se pretenderá incluso que el horizonte

entero se vuelva cavernoso inmanente, 

y el mundo de los fenómenos en su totalidad

tendrá que interpretarse como un paisaje interior. 

Sloterdijk

 

No definiréis un cuerpo (o un alma) por su forma 

ni por sus órganos o funciones, tampoco lo definiréis 

como una substancia o un sujeto… se lo definirá por los 

afectos de lo que es capaz...  

Deleuze

 

El trabajo de Berta Kolteniuk se genera como una afectación tectónica-(exterior) corporal- (interior), que al mismo tiempo hace indistinguible el adentro-afuera, como respuesta sensible y afectiva a su apertura absoluta del mundo. Concebidas así como Cuerpo-paisajes, sus obras son constelaciones de órganos o universos colapsados al interior de espacios micro-afectivos que develan una existencia que no tiene límites fijos y surge como la intrusión de una dimensión maquínica inconsciente en la subjetividad ordinaria. Como práctica, su obra busca dar corporalidad y posibilidad a la materia como sensación táctil y háptica, volcando los órganos del cuerpo al exterior, pintura de los bordes, receptáculo del afecto y de la pasión-afección del mundo.

 

Ese pequeño punto azul conecta la idea de la esfera-mundo-universo-entraña-útero, como una reactualización romántica muy asociada a La distribución del Caos en la que Serres señala que toda noción de razón, orden y progreso moderno se han perdido y ahora no son más que islas raras en medio de un mar que no para. Sus obras se configuran a partir de un espacio controlado, lo más controlado posible, -en sus palabras-, para dar existencia al azar y al caos. Su obra está en constante equilibrio entre desmoronarse y sostenerse en pie, y su interés con el mundo de la física tiene que ver con una experiencia en la que entiende la relación de la materia-pintura con la dinámica propia de cada material que es afectado por las fuerzas del mundo, como la gravedad o el magnetismo del universo. Así elabora la tectónica de un inconsciente del afuera que se derrama como pulsión viscosa, en espacios táctiles y cercanos, íntimos, como un respiro, una emoción o el alveólo de un pulmón.

 

Desde esta perspectiva el trabajo de la artista configura una poética que enuncia la fragilidad y la futilidad de la precaria subjetividad del individuo y de la vida en general. Acercar lo lejano, volverlo íntimo, cotidiano, directo. Berta apuesta a la experiencia cercana de lo táctil para acudir al espacio, para encarnar la experiencia completa teniendo como escala al ser, como experiencia inmersiva en los flujos de color que pesan, como cuerpos que caen, densos, por la intensidad del afecto.

 

El título de esta exposibión remite inmediatamente a la perspectiva romántica del espacio inconmensurable y a la pequeñez de nuestra realidad nimia y mortal,  pero en el trabajo de Berta los cuerpos celestes son también de carne y nos permiten recobrar la dimensión afectiva de las pasiones en la escala mínima de una célula o un haliento. Futilidad de la piel que se expande y cuerpos que se doblan y convusionan abiertos a la indistinción nocturna. Es así que en su trabajo el exterior se vuelve un paisaje inmanente.

 

Ese pequeño punto azul, es el resultado de un proceso complejo de interacción entre el cuerpo dolorífico o sintiente de la artista y las sensaciones del mundo que la atraviesan, que se generan como este paisaje interior-inmanente. En su obra, las sensaciónes se hacen materia a partir de superficies quebradas y frágiles, colores sutiles. Superficies, que elaboran una tectónica del afecto capáz de configurar cuerpos, visceras-planetas, que son la intuición de su propio cuerpo des-subjetivado por su apertura a lo inconmensurable e intraducible de su relación con el mundo. 

 

 

Rodrigo Ramírez

Artista

2022

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